La educación Superior de China y Japón y su influencia en la economía (Parte III)
Tomado de Ernesché Rodríguez Asien
Cuando los alumnos se gradúan del nivel medio se le hace otro examen administrado por la provincia o municipio. Pero el examen de entrada a la universidad es el más fuerte y competitivo, aunque la competencia se ha visto reducida por la ampliación y diversificación de la oferta. Es bueno señalar que la reforma de los años 80, estableció la obligatoriedad del nivel primario y secundario, exigiendo así una educación obligatoria de nueve años.
El machismo en China influye en la Educación
El machismo en China se hizo más evidente con la política de un “solo hijo” o “hijo único” (Ver nota 1) en el año 1979. La política nacional de control de la población y en concreto la restrictiva política de hijo único ha contribuido a la práctica del aborto selectivo de mujeres por diagnóstico prenatal del sexo como consecuencia de la tradición de preferir hijos varones, ambas prácticas diagnóstico prenatal del sexo y aborto selectivo son ilegales en China en la actualidad.
Es curioso como las familias chinas suelen establecer una diferencia marcada entre los roles de los distintos géneros en los cuales los hombres ejercen un rol dominante y público, mientras que las mujeres tienen un rol subordinado y muy limitado en el ámbito privado. Existe el preconcepto, para la mayoría de la población, que la mujer ideal es la esposa y madre devota que prioriza el cuidado de su familia por encima de su propio desarrollo académico y profesional.
El sector privado
El sector privado en la educación está representado por la creación de los “minban” o centros educativos instaurados por personas naturales. Se puede decir que la ventaja que tiene China con relación a los países desarrollados es que posee un sistema mixto de financiación de una forma menor que en los países desarrollados de occidente, pues, en su inmensa mayoría, el sistema educativo chino es financiado por el Estado.
Los llamados minban creados por el sector privado solo representan un 2% de la población estudiantil.
Las bases de la descentralización educativa en China están marcadas por la transformación de un sistema comunista al sistema socialista de mercado, permitiendo una mayor autonomía de las provincias en la administración de la educación, siendo el Estado el que define las orientaciones básicas de las políticas educativas y el responsable de evaluar sus resultados, estableciendo la duración de la educación, diseñando los temas que se tienen que abordar y cómo deben ser evaluados los estudiantes y profesores. En estos momentos, China está en proceso de cambiar su modelo de crecimiento hacia uno en el que la educación tenga una mayor relevancia.
Japón
Un país pequeño como Japón, con escasez de recursos naturales, depende exclusivamente del nivel académico de sus habitantes y de su capacidad para competir con otros países para así poder exportar sus productos al exterior.
Durante las últimas décadas, este país ha cumplido con esta premisa exportando al extranjero televisores, walkmans, videojuegos, equipos de música y miles de productos que han hecho de él un mito en occidente.
Japón es un ejemplo de cómo la educación superior ha incidido notablemente a su gran crecimiento económico durante años. En la historia de la educación superior japonesa se pueden distinguir cuatro periodos:
El primer periodo (1868-1886): Se enmarca en un proceso de reestructuración de las instituciones políticas, económicas y sociales destinado a promover la industrialización del país. El desarrollo de la infraestructura industrial japonesa era incipiente y se carecía de los conocimientos tecnológicos especializados para impulsar un rápido crecimiento.
La segunda etapa (1886-1914): Caracterizada por el sistema de las Universidades Nacionales (denominadas oficialmente Imperiales), la cual disponía que la educación debía servir a los propósitos del Estado. De este modo, el Estado japonés se convirtió en el eje de la educación y de todo aprendizaje. Las universidades estaban orientadas particularmente a la ciencia aplicada y la tecnología. Dichas reformas educativas coincidieron con la primera revolución industrial en Japón.
En el tercer periodo (1914-1945): Japón hizo grandes progresos, tanto en la industria como en la educación superior. La política belicista de expansión militar impulsó el crecimiento de la industria pesada, como la producción de acero y otros metales, la construcción de astilleros y grandes barcos, la fabricación de máquinas-herramientas y productos químicos. Entre 1915 y 1938 la producción industrial japonesa se sextuplicó y por primera vez superó a la producción agrícola, transformándose de una nación agrícola en una industrial.
En el cuarto período (desde 1945 al momento actual). Encontramos a Japón, derrotado en la guerra, con su producción industrial reducida al nivel que tenía en 1910. Por otra parte, el sistema japonés de educación de la preguerra fue severamente criticado por sus fundamentos teóricos y estructurales antidemocráticos y su total adhesión a la política ultranacionalista de expansión y conquistas militares. En 1949, las autoridades de ocupación iniciaron una reforma sustancial del sistema educativo nipón; los propósitos básicos de esta reforma fueron capacitar para el ejercicio de la ciudadanía en una sociedad democrática y proporcionar educación general a todos los estudiantes, prescindiendo de la especialización.
La reforma educativa, después de la Segunda Guerra Mundial, tuvo también un impacto importante. El nuevo sistema, basado en modelos norteamericanos, estableció nueve años de educación obligatoria gratuita y tres años más opcionales de enseñanza media. Quienes reunían aptitudes adecuadas y pagaban las modestas tarifas educativas, podían llegar a graduarse en la universidad.
Durante estos años se promovió intensamente la ingeniería inversa en Japón, con lo cual se lograban mejoras sustanciales sobre la tecnología importada aplicada a los procesos de producción, así como una elevación en la calidad de los productos.
Nota 1: A raíz del primer censo moderno de 1953, que revela una población de 583 millones de personas las autoridades chinas se muestran receptivas al neomaltusianismo dominante en el pensamiento demográfico occidental de esos años. A partir de agosto de 1959, el Ministerio de Salud Pública desarrolla una campaña de control de la natalidad rodeada de un gran esfuerzo propagandístico, aunque sin efectos visibles en la fecundidad. Las proyecciones demográficas derivadas de las inercias demográficas a finales de la década de 1970, si no se corregían, apuntaban a crecimientos enormes e insostenibles de la población, que impedirían los programas de desarrollo, económicos y modernización que se establecieron en ésa época por el gobierno chino.
(Continúa)
Autor: Ernesché Rodríguez Asien, Doctor en Ciencias Económicas, profesor- investigador, director del Observatorio Iberoamericano de la Economía y Sociedad del Japón.
e-mail: rodriguezasien@yahoo.es