Cubadebate dialogó con dos economistas sobre el complejísimo tema de la dolarización.Ana Teresa Badía.
Entonces, ¿por qué dolarizar?
─Ileana Díaz: La dolarización parcial de la economía existe desde el momento en que se usa las divisas, ya sea efectivo o por tarjeta, para la compra de bienes y servicios. Es decir, se privilegia una moneda extranjera por encima de la cubana, todo lo cual le hace perder valor a la misma.
La pregunta sería ¿para qué se dolariza, para recaudar divisas o dinamizar la economía?, se supondría que se recauda divisas para dinamizar la economía, pero eso no es lo que se ha observado durante todos estos años en que aparecen las tiendas en MLC, la recaudación por sí misma sin un objetivo especifico y sin complementar con otras acciones, no se revierte en mejoras
En los 90 se dolarizó parcialmente la economía, pero ello vino aparejado con la aplicación de un paquete de medidas de diverso tipo: tiendas en usd, casa de cambio, reducción de ministerios (implica reducción del gasto presupuestario), ampliación del sector de trabajo por cuenta propia (significa apertura de puestos de trabajo), atracción de capital extranjero y muy importante incentivo a la producción, cambios estructurales con la aparición de biotecnología y el turismo y un modelo de dirección económica empresarial descentralizado.
¿Qué diferencias existen entre el pago en MLC y la aceptación del dólar duro en efectivo? ¿Qué impacto tiene en la devaluación del peso cubano?
─Ileana Díaz: La aparición de una tarjeta clásica y desechar la ya operativa tarjeta de MLC, radica en que los dólares que una vez respaldaron el MLC ya no están, entonces la pregunta es ¿cuál fue su destino?, ¿abastecer las tiendas estatales como se dijo?, seguramente alguna función cumplió que no fue esa, ¿no es menester comunicar de forma transparente su uso? ¿Cuál será el uso de la divisa que se obtenga ahora? Ha sido un recorrido primero usd, después cuc, más tarde mlc y ahora clásica más usd. En todo momento que se use otra moneda que no sea el peso, el salario de los trabajadores se licua, se reduce su poder adquisitivo.
El otro lado del asunto es que cada día se incrementan los rubros que se deben pagar en divisas, en efectivo muchos de ellos o con la tarjeta nueva: aranceles no solo a personas jurídicas, sino también naturales con importación no comercial, (sin que se hayan definido qué productos), otras operaciones de comercio exterior, aceptación de efectivo en divisas en el turismo, casas del Habano; farmacias, ópticas y clínicas internacionales; aeropuertos y otros que se autoricen, así como ventas mayoristas que se definan.
¿Será una medida efectiva para recoger los dólares circulantes dentro de frontera y que hoy escapan del sistema bancario? ¿Cómo impacta en el sector no estatal?
─Ileana Díaz: La dolarización parcial de la economía, sin un mercado cambiario oficial, no obliga a que las divisas transiten por el sistema financiero oficial, ni aprecia más el peso, todo lo contrario, ni elimina el mercado informal. Solo basta observar el incremento de las tasas informales. Este es un ejemplo muy simple de cómo esta medida por si sola no soluciona, ni ordena las distorsiones.
El sector no estatal tiene que seguir obteniendo la divisa en el mercado informal, su demanda aumenta por el pago del combustible, de los ítems de comercio exterior antes expuesto, así como por ser consumidores como el resto de los cubanos.
Además, la población cubana que desee y necesite los productos en divisas (pues no se ofertan en pesos) y tenga familia en el exterior reciben remesas para comprar en esas tiendas (al parecer algo que se desea estimular), sin embargo, la mayoría de la población para obtener esos productos, tendría que sacrificar una parte de su exiguo salario en el mercado informal, que es mucho más rápido que el existente de forma oficial para personas naturales.
Lo anterior indica que la demanda de divisa se incrementa, ante una oferta relativamente limitada, que seguirán existiendo divisas en circulación fuera del sistema financiero oficial y que influirá en los precios finales de los productos del sector no estatal, mientras el sector estatal continue deprimido.
Se continúa dando vueltas en circulo vicioso, pues se recuperan divisas, que vuelven a salir para importar. No se entiende que no exista una sola medida de transformación de las empresas estatales para impulsar su competitividad
Hay necesidad de cambios integradores en lo económico. Una vez más es necesaria una reforma integral de cambios macro económicos, micro económicos, de incentivo a la producción y cambios estructurales unido a la protección a los trabajadores. Grupos de medidas aisladas, no solucionarán la situación económico-social del país.
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En medio de la compleja situación económica que atraviesa el país y la necesidad urgente de incrementar la disponibilidad de divisas, es fundamental implementar políticas que mitiguen las crecientes desigualdades sociales, especialmente entre un sector vulnerable en constante aumento. Estas desigualdades han surgido como resultado de las transformaciones económicas derivadas de las medidas adoptadas en los últimos años.
El camino a seguir es difícil; sin embargo, se tornará aún más complejo si las decisiones económicas no van acompañadas de una estrategia comunicacional efectiva que garantice, desde una perspectiva política, las transformaciones necesarias en el modelo proyectadas en la Constitución de la República.
Convencionalmente puede entenderse por depreciación de una moneda cuando esta pierde valor al intercambiarse por otra, sin que esto se reconozca oficialmente. Cuando el Estado decide reconocer que ha ocurrido esa pérdida de valor, decide devaluar la misma.
El USD circuló libremente en el país desde 1993 hasta el 2004, cuando fue sustituido completamente por el CUC. No obstante, se mantuvieron depósitos bancarios de USD u otras divisas.
Ana Teresa Badía es Licenciada en Periodismo (Universidad de La Habana, 1995). Doctora en Ciencias de la Comunicación Social y Máster en Bibliotecología y Ciencias de la Información. Profesora Titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Presidenta de la Cátedra de Radio del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Sus intereses académicos se han acercado a la radio con investigaciones para una propuesta teórico-metodológica para la producción de ideologías desde el discurso radiofónico, y también para el manejo de archivos sonoros.