Además de ser una herramienta de negociación, las treguas comerciales anunciadas por Donald Trump tienen un impacto emocional: mejorar el ánimo de los estadounidenses.
El indicador de confianza del consumidor publicado el martes por The Conference Board tuvo su mayor alza mensual en cuatro años y superó todos los pronósticos de los analistas consultados por Bloomberg.
Los datos muestran una mejora en todos los grupos etarios, de ingresos y afiliaciones políticas, con las mayores alzas registradas entre republicanos. Alrededor de la mitad de las respuestas de la encuesta se obtuvieron después de que Estados Unidos y China alcanzaran una tregua en la guerra comercial.
Aunque el indicador muestra que la ansiedad causada por los aranceles viene a la baja, Trump no ha cesado de emitir amenazas. Mientras que la tensión con la Unión Europea se calmó en un par de días, otros productos, como los teléfonos inteligentes fabricados fuera de EE.UU., siguen en la mira del mandatario.
Según un análisis de escenarios de la firma UBS, el costo de fabricar un iPhone probablemente aumentaría entre un 20% y un 54% si la producción se traslada a Estados Unidos.
Mientras la incertidumbre comercial continúa, el apetito por el riesgo de los inversionistas se alimenta además de las señales desde Japón sobre una estabilización de su mercado de bonos.
Las autoridades japonesas señalaron que están considerando la posibilidad de reducir su emisión de deuda tras una venta que llevó los costes de endeudamiento a largo plazo de la nación a los niveles más altos registrados en décadas.
Las preocupaciones sobre la capacidad de los gobiernos para cubrir los enormes déficits presupuestarios pesaron sobre la deuda de los mercados desarrollados en los últimos días, empujando los rendimientos estadounidenses a largo plazo hacia niveles vistos por última vez en 2007.