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El proceso de bancarización ha tenido muchos detractores, muchos de ellos apoyan sus conjeturas en el momento en que se realiza. En lo personal, considero que este proceso no comenzó en agosto de 2023, sino que desde hace varios años transitamos –a pasos muy lentos, pero se camina–, por este mundo de los pagos electrónicos.

Lo que se ha hecho ahora es normar el proceso en una resolución para impulsarlo, conducirlo; porque es una necesidad ante el incremento del sector privado, nuevas empresas que dinamizan y acaparan una parte importante del flujo de transacciones financieras que ocurren a diario.

Está claro, así lo establece la resolución 111 del BCC y la lógica financiera, que el dinero y los pagos en efectivo no desaparecen. Lo que se busca con la bancarización es la reducción gradual de su uso y el incremento de las operaciones electrónicas, lo cual alivia a las personas de determinados trámites y asegura transparencia en la transacción.

Pero ¿por qué las personas se han disgustado y mal interpretado la resolución y el proceso de bancarización?

En mi criterio, coexisten dos elementos esenciales. Uno vinculado a la capacidad tecnológica de asumir estos procesos. Si vamos a la bancarización debemos tener el suficiente soporte tecnológico, deben crecer las entidades (estatales y privadas) que se sumen a este programa y paguen el salario a sus trabajadores por tarjetas magnéticas.

Pero ocurre que en todos los municipios del país no contamos con cajeros automáticos para la extracción de efectivo que se tiene que seguir usando para muchos pagos menores de la vida cotidiana (la guagua, el bicitaxi, el carretillero, el agro, el manisero, el mensajero, el TCP, el que llena fosforeras, etc.)

La vida cotidiana del cubano está llena de esos pequeños pagos para los que se requiere efectivo, pero con tarjeta magnética sin cajeros automáticos para extraer efectivo, la vida se le hace muy incómoda a la gente. El tema de la tecnología es por lo tanto un factor que determina el rechazo de muchas personas a este proceso, pero que también depende de financiamiento e inversión que el país hoy no está en condiciones de asumir.

El segundo elemento, está relacionado a la escasa existencia de efectivo en nuestros bancos. Hay quienes se preguntan qué se ha hecho el dinero, pues está perdido, y más aún los billetes de alta denominación, usted solo encuentra en el banco billetes de 10, 20 o 50. En primer lugar, contra esta situación atenta el tema de la emisión o impresión de billetes, un proceso que tiene un alto costo.

Usted se preguntará ¿dónde está el dinero que había, el de denominaciones altas? ¿dónde están los billetes de 100, 200, 500 y mil?

Hace unos días conversando sobre el tema, un conocido en tono jocoso me decía –los billetes también se fueron por los volcanes– y no está del todo desacertado su chiste. Una de las razones de la falta de dinero efectivo en nuestros bancos es que, el alza sostenida del dólar en la tasa de cambio informal, ha generado una demanda de dinero en efectivo en el mercado negro que supera la capacidad de renovación de este efectivo.

Por ejemplo, en 2022, supongamos una tasa de cambio informal que se comportó como promedio anual sobre los 150 pesos por unidad de dólar, para usted conseguir los 8 mil dólares promedio que costaba la travesía migratoria, necesitaba un millón 200 mil pesos. Multiplique eso por los cientos o miles de personas que se lanzaron a la migración desordenada sustentando su viaje en la adquisición de esa moneda en el mercado informal.

Se requería mucho dinero en manos de los privados que se dedican a esta actividad de compra y venta ilegal de moneda, dinero que pasó de los bancos a estas manos privadas.

Acerquémoslo a este año. Hay una apertura para que los nuevos actores económicos, importen todo tipo de productos, incluso para que importen directamente como proveedores de materias primas a la empresa estatal, por ejemplo, a la Cadena Cubana del Pan. Y pongo este ejemplo para hablarles del costo de importar un contenedor de harina de trigo.

El costo promedio de este contenedor estaría por los 24 mil 500 dólares, poco más o menos, depende de la distancia, el flete u otros. El importador necesita invertir esa cantidad, y al no tener capacidad financiera nuestro banco para ofrecer el dinero, recurre al mercado informal. Vamos a sacar una pequeña cuenta.

Supongamos que se compró la divisa en el mercado informal en el momento que estaba el cambio a 200 y no a 260 como llegó a estar. Hacen falta 4,9 millones de CUP para comprar el dólar que se necesita para la importación de solo un contenedor, y cuántos contenedores no se están importando hoy, no solo de harina.

Se importa por esta vía azúcar, cerveza, refresco, pollo. Entre ese importador y quien le vende el dólar, se mueven cientos de millones de pesos que no entran a los bancos.  Salieron un día de las bóvedas bancarias, pero no han regresado a ellas.

Ahí hay otra causa de la falta de liquidez de nuestros bancos, está guardado el dinero en cajas fuertes del sector privado.

Y si quiere un tercer ejemplo de dónde está el dinero, aquí se los traigo: Muchos campesinos contratan por días a las personas que trabajan en ese sector, dependiendo del momento del cultivo y cosecha es la contratación y los salarios que se pagan diario. Puede moverse entre 20 y 50 contratados por jornada y entre 500 y mil pesos de pago por día.

Supongamos que usted es un campesino y tiene contratados a 20 trabajadores y como no es tiempo de pico de cosecha les paga solo 500 pesos por jornada, eso da un total de 10 mil pesos diarios, más gastos menores que tiene en la finca. Necesita tener disponibles por lo menos 15 mil pesos diarios, unos 100 mil semanales, y eso solo sacando una cuenta mínima. Por lo tanto, ese es otro lugar a donde ha ido a parar mucho efectivo.

Multiplique esa cifra por 100 o 200 campesinos, donde para colmo, esos pagos se hacen en “negro” pues muchos de esos trabajadores no tienen plantilla, no pagan impuestos por esos salarios, ni quien los contrata por el uso de la fuerza de trabajo; a pesar de que el Ministerio de Trabajo creó la actividad de Gestor de Fuerza de Trabajo Agropecuario en un intento por organizar las ilegalidades en ese sector.

Pudiera incluirse en este análisis el hecho de que un gran por ciento de las familias no tiene quien les envíe remesas, por lo tanto, para adquirir los bienes que hoy sólo se ofrecen en la cadena de tiendas que venden en MLC necesitan comprarlo en el mercado informal ante la falta de liquidez de los bancos para ofertar esta moneda. Esta es otra vía por donde se mueve mucho dinero fuera de los bancos.

En resumen: el dinero que se ha evaporado de los bancos, se mueve en las transacciones que; desde la migración, las importaciones que realizan los nuevos actores, el pago a la fuerza de trabajo agrícola y la adquisición de MLC; se realizan a diario sin participación del BCC.

Sí hay dinero en Cuba, pero mal repartido y controlado.

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Un comentario en «Bancarización: ¿Dónde está el dinero? (Segunda Parte)»
  1. Y por qué hay que importar azúcar, cerveza, refresco, pollo??
    Por qué también importan café, sal, carne de cerdo, caramelos??? Todos esos artículos y muchos otros se producían en Cuba. Se deberían cambiar las prioridades en los destinos de las inversiones de modo que se dediquen más recursos financieros a invertir en la producción de alimentos y en el desarrollo de la agricultura…. quizás entonces fluyan menos recursos hacia las importaciones y pueda haber más dinero y mayor bienestar en la sociedad

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