Van pasando los días. Para algunos menos afligidos ya la etapa de recuperación de las afectaciones del huracán Rafael pasó. Para los más aquejados la pesadilla no termina, pues aún no han recuperado sus casas; un productor agrícola que acaba de perder toda una cosecha, no ve el fin de los problemas.
Al cierre del día 30 de noviembre, casi un mes después del paso arrasador de Rafael por la geografía artemiseña, aún se computaban daños. El sector agrícola, motor económico de la economía en la provincia, ilustraba afectaciones en todos los cultivos: se reportaron afectadas 16 mil 99 hectáreas de cultivos, de ellas, 7 mil 980 de plátano, 2 mil 863 de yuca, 1582 de frutales, 857 hectáreas de hortalizas, 729 de arroz, 641 de maíz, 613 de frijol, por solo mencionar algunos de los productos que aseguran la dieta diaria de artemiseños, y una parte importante de los residentes en la capital.
El tabaco y su producción de capas para la exportación también se verá limitada en el en el presente y el futuro, producto de que 104 hectáreas del cultivo fueron dañadas. El café, una producción que no ha logrado sostenerse financieramente, ahora sufre afectaciones en 357 hectáreas, lo cual indudablemente atrasará y limitará la cosecha en una empresa cafetalera con graves problemas de financiamiento y solvencia económica.
Afectación financiera, más allá del desastre físico.
Algunas cuentas sencillas, sin profundizar en costos reales, nos conducen a calcular en multimillonarias las pérdidas ocasionadas por este evento meteorológico en la provincia. Para ilustrar les propongo tomar un producto, el plátano: por cada hectárea de plátano afectada, se dejan de producir aproximadamente 50 toneladas del producto, usando como referencia los índices de producción de una hectárea de plátano cultivada por el sistema de cultivo extra denso que debe dar entre 50 y 80 toneladas. Tomando como referencia la cifra menor, 50 toneladas, se perdieron por lo menos 395 mil toneladas de plátano, amén de las que pudieron recuperarse sin estar a punto de maduración para la cosecha.
Para nadie es un secreto que la libra de plátano oscila alrededor de 50 pesos en el mercado. Supongamos que, entre intermediario, acopio y otros, de cada libra retorne a quien produce unos 30 pesos, sacando cuentas 395 mil toneladas son 790 millones de libras, por los 30 pesos que debe llegar al productor por cada libra, son 23 mil 700 millones de pesos invertidos que no retornan a su destino. No voy a cuestionar el tamaño de las cifras, solo hago el análisis a partir de la información que brinda la agricultura y, 23 mil 700 millones de pesos en un solo producto es una cifra para respetar.
Un análisis similar con la yuca, 2 mil 800 hectáreas afectadas, con un rendimiento entre 10 y 20 toneladas por hectárea, usando una cifra media de 15, digamos que se dejaron de producir unas 42 mil toneladas. Si usamos el mismo método de análisis que para el plátano, unos 25 pesos por cada libra de yuca vendida deben retornar al productor, unos 84 millones de libras que representan 2 mil 100 millones de pesos.
Toco este tema de los montos de dinero que se dejan de recibir por los productores, porque esos ingresos no solo van a las cuentas de quien produce, tributan, o tributaban, al presupuesto del Estado mediante los impuestos establecidos, al salario de los trabajadores, y respondían, en muchos casos, a créditos agrícolas que se debían de reponer a los bancos. No es solo el fenómeno del huracán, es las consecuencias en el orden monetario financiero que arrastran para la economía de la provincia, de cada municipio en particular y hasta de la economía doméstica, la cual verá disminuidos sus ingresos y la capacidad de compra de los salarios al incrementarse los precios en el mercado ante la falta de estos productos por un tiempo.
La alimentación de los habitantes del occidente cubano, fundamentalmente la capital y la propia Artemisa, dependen de estas producciones, muchas de ellas tenían prevista su cosecha entre diciembre y enero, por lo que de recuperarse y resembrar las tierras se requerirán más de 10 meses en el caso de la yuca, el plátano y la malanga para volver a cosechar. Es por ello que se demanda contar con insumos suficientes para, entre diciembre y enero, a tenor con la etapa de seca que inicia, sembrar productos de ciclo corto que minimicen la falta de alimentos agrícolas.
Otros costos no agrícolas
En la actividad energética, Rafael afectó al 100 por ciento de los clientes de la empresa eléctrica en Artemisa, tanto en el sector residencial como el estatal. Al cierre del 30 de noviembre 195 mil 645 clientes, de los más de 204 mil en la provincia, ya tenían restablecido el servicio, para un 95.7 por ciento. A ello le sumamos la afectación en seis torres de alta tensión que distribuyen la electricidad al extremo occidental de Cuba.
Si de costo en este sector hablamos, aquí han existido gastos millonarios para el presupuesto del Estado: la sostenibilidad de casi 50 brigadas de todo el país trabajando a tiempo completo durante casi un mes, los insumos y equipos utilizados en la recuperación; baste decir que un poste para electricidad cuesta en el mercado internacional entre 60 y 80 euros, unos 7 mil 200 pesos en moneda nacional. Durante este evento se afectaron 2 mil 895 postes, ello implica un costo de 20 millones 800 mil pesos. Ello sin contar 826 transformadores dañados y los cientos de kilómetros de líneas, imposible recuperar, que hubo que reponer.
En el sector de la telefonía por su parte, se afectaron 22 mil 710 clientes, se dañaron 75 líneas de fibra óptica, dos torres y una antena. Así mismo se afectaron 738 postes telefónicos.
En la esfera social, 228 instituciones de educación fueron afectadas, el 60 por ciento del total, limitando la continuidad del curso escolar casi 15 días. En la salud pública, las malas vibras de Rafael afectaron 232 instalaciones, incluyendo todos los hospitales, siendo los de Artemisa, San Antonio y el pediátrico de Guanajay los más afectados.
Las instalaciones deportivas no quedaron inmunes, 49 de ellas fueron afectadas en toda la provincia con mayor incidencia en el cuartel de los Cazadores, el estadio “26 de julio”. La cultura por su parte sufrió daños en 60 de sus 107 instalaciones. Instituciones que dependen del presupuesto del Estado para su recuperación, un presupuesto deficitario en una provincia que no logra superávit ni a nivel municipal ni provincial.
La recogida de desechos
Para tener una idea de los altos costos que ha implicado el huracán Rafael, hagamos una mirada hacia la recogida de desechos vegetales y escombros. Durante varios días, y aun vemos algún que otro árbol caído por ahí, se trabajó en la limpieza, empezando por las principales vías. Un estimado al cierre de noviembre hablaba de 302 mil 71 metros cúbicos de desechos recogidos, más de 250 equipos entre camiones, cargadores, alzadoras, tractores con carretas participaron en la recogida. 300 mil metros cúbicos a un promedio de 14 metros cúbicos por camión, aunque sabemos que los tractores con carreta tienen menos capacidad, pero… buscando datos aproximados para sacar cuentas, nos dice que hicieron falta casi 22 mil viajes, si cada viaje tuvo un destino de unos 5 kilómetros hasta el lugar de depósito, son 10 de ida y vuelta, con un índice de 2 kilómetros por litro, estamos hablando de casi 110 mil litros de diesel solo para la transportación de los desechos.
Todo ello con un costo del combustible según precios actuales, por lo que el gasto, solo en este portador es de aproximadamente 14,5 millones de pesos. Sin contar el de los equipos de carga, que también son altos consumidores. Solo la recogida de desechos se monta en más de 20 millones de pesos.
Me he detenido en algunos datos para que tengamos idea, para que podamos entender en toda su dimensión, el costo de este huracán para la economía artemiseña, miles de millones de pesos en producciones perdidas, gastos en la recuperación, gastos por hombres días vinculados a la reparación de los daños. Es como hipotecar el presente y el futuro inmediato en una provincia, que en medio de la actual crisis económica, ha tenido que sacar de donde no hay.
La vivienda
No me he detenido en los gastos vinculados a infraestructuras habitacionales. Más de 21 mil viviendas afectadas, siendo los municipios de Mariel, Alquizar, Artemisa, Caimito, Candelaria y Bahía Honda los más maltratados. De estas afectaciones; 1 397 se corresponden con viviendas en derrumbe total, 2 mil 214 derrumbes parciales, 3 mil 533 techos totales y 13 mil 885 parciales de techo. Para estas personas damnificadas se establecieron las oficinas de trámites en cada consejo popular existiendo varias vías para el pago de los recursos.
Imaginemos cuánto cuesta construir hoy una vivienda con los altos precios de los productos. En momentos en que prácticamente está paralizada la producción de cemento en el país, las empresas de materiales de construcción incumplen sus planes por falta de cemento y portadores energéticos, es prácticamente nula la producción de cubiertas ligeras por las mismas causas, y dependiendo de importaciones, lo que encarece la recuperación.
Ante estas situaciones extraordinarias, el Estado asume el 50 por ciento del costo, subsidiando ese monto desde su presupuesto. El otro 50 por ciento corre a cargo de las personas que pueden pagar en el momento, recurrir a créditos bancarios si no cuentan con el dinero, mientras que otros que no pueden ni respaldar el crédito, lo asumen por la seguridad social. Estamos hablando de gastos millonarios también para el Estado, desde que subsidia el 50 por ciento hasta lo que asume por la seguridad social. Otra prueba más de que, a pesar de la compleja situación económica, no se deja a nadie desamparado.
Ha sido un duro golpe para Artemisa. Los efectos de los daños de Rafael se verán por meses, porque ni la agricultura, ni las instalaciones, ni las viviendas se recuperan en un día.
Solo queda confiar y trabajar duro.