mercosur

La imagen refleja el disgusto del presidente argentino, incómodo y disgustado por tener que relacionarse -¡y fotografiarse!- con sus pares de Latinoamérica.

Mientras los demás lucen relajados y sonrientes a Milei se lo nota masticando su fastidio, añorando una foto con el genocida Netanyahu o con el matón del barrio, Donald. Si hay alguien en la Argentina que no tiene ni una pizca de identidad o de vocación latinoamericanas ese es Milei, un personaje con un asombroso desconocimiento de los desafíos que plantea la crisis irreparable de la hegemonía estadounidense cuyo reverso es el irresistible ascenso del Sur Global.

Ante esta realidad Milei quiere que la Argentina abandone el Mercosur, soñando que la Casa Blanca abrirá sus puertas de par en par a los productos argentinos haciendo excepción al feroz proteccionismo decretado por Trump. Cegado por su ideologismo anarco-capitalista Milei se sube gozoso al tren de la potencia en declinación y rehúsa incorporar la Argentina a los BRICS, es decir, al futuro, haciendo caso omiso del hecho que la gravitación de éstos en el PBI mundial es ya mayor que la del G7. Por eso su disgusto tan, bien reflejado en esta memorable fotografía.

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