Varias personas en redes sociales me han preguntado qué hacer para frenar la inflación que padecemos. Según ha señalado el doctor José Luis Rodríguez, en economía hay prioridades a la hora de enfrentar la inflación. Si bien, en la aritmética, el orden de los factores no altera el producto; esto no es así en la economía; por tanto, en primer lugar es necesario reducir el déficit fiscal hasta llevarlo a niveles manejables.
¿Pero qué es el déficit fiscal? Tenemos un Presupuesto para los gastos de salud, educación, cultura, defensa, etc. Cuando los ingresos no cubren esos gastos, entonces estamos en presencia de un déficit.
¿Por qué este incide tanto en la inflación? Si es pequeño, 3 % o 4 % en relación con el pib, puede manejarse; pero el nuestro alcanza el 15 %, una cifra muy alta. Sucede entonces que, para equilibrar el Presupuesto, es necesario emitir dinero sin respaldo en productos y servicios, lo cual aumenta la demanda insatisfecha, y esto genera más inflación.
¿Pudiera no emitirse dinero sin respaldo? Sí, pero entonces habría que enfrentar el déficit mediante lo que da en llamarse terapia de choque: una política que, por supuesto, no será la que se aplique en nuestro país.
¿En qué consiste una terapia de choque? Significaría recortar gastos y aumentar impuestos, eliminar subsidios y gratuidades. Esto, básicamente, es lo que ha hecho el presidente Javier Milei en Argentina.
Se recortan gastos en salud, educación, cultura, etc. Se liberan precios y tasas de cambio y, por lo general, se privatizan empresas y otros activos que antes eran de propiedad estatal.
En nuestro país se apuesta por lo que en economía suele llamarse «aterrizaje suave». Ello implica la ejecución de un Programa de Estabilización Macroeconómica alargado en el tiempo, con medidas que afecten lo menos posible a las personas más vulnerables, y las conquistas sociales de la Revolución.
Algunas de estas medidas ya se han venido ejecutando, pero a pesar de avances, el escenario sigue siendo complejo. En la sesión de trabajo de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al evaluarse el desempeño durante el primer semestre de este año, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, señaló que aún persiste «un alto déficit fiscal y emisiones monetarias por encima de lo recomendable».
Agregó que «tenemos insuficientes ingresos en divisas, créditos externos y baja recuperación de la producción nacional. A la vez, hay limitaciones con el combustible y la energía, elevada y persistente inflación y alto endeudamiento externo».
A esto hay que agregar un bloqueo recrudecido, que origina un escenario de economía de guerra, en el que enfrentamos a un poderoso enemigo empeñado en destruir la Revolución. Este emplea «bombas silenciosas», dirigidas a derrumbar los pilares básicos de la economía: el comercio, las cadenas de suministros, las exportaciones, las inversiones y la actividad financiera, a lo cual hay que sumar también una guerra mediática con el objetivo de crear confusión en el pueblo.
Por lo pronto, el reto es aumentar los ingresos que tributen al Presupuesto. Para ello es imprescindible elevar los niveles de producción, aumentar la eficiencia del sistema empresarial estatal –pues aún persiste un importante número de empresas con pérdidas–, así como fortalecer acciones dirigidas a evitar la evasión fiscal, entre otras medidas.
Para este año se ha trazado la meta de reducir el déficit fiscal en 25 000 millones de pesos. Sin duda, se trata de un plan ambicioso, pero realizable. Varias de las medidas aplicadas ya están dando resultados y marcan una dinámica, lo cual demuestra que se avanza por el camino correcto.