La necesaria y paulatina eliminación de cuantas distorsiones impidan a una empresa estatal ser eficiente, eficaz y competitiva, y disfrutar de una verdadera autonomía, fueron de las ideas consensuadas hoy durante un taller científico, en esta capital, que reunió a funcionarios, académicos, directivos de entidades y a especialistas.

Académicos, empresarios y funcionarios de diversas entidades, presentes en el panel La empresa estatal y su transformación, desarrollado por la Sociedad Cubana de Dirección y Gestión Empresarial, en el evento científico de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) que sesiona en el Centro de Convenciones Varona, de la Universidad de La Habana, Cuba, el 28 de junio de 2023. ACN FOTO/ Luis JIMÉNEZ ECHEVARRÍA/sdl

El evento, con sede desde el martes y hasta el viernes en el Centro de Convenciones Varona, de la Universidad de La Habana y auspiciado por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), tuvo este miércoles entre sus panelistas a la Doctora Yohana Odriozola, viceministra de Economía y Planificación (MEP).

Tanto ella como los doctores Ileana Díaz e Humberto Blanco, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, en su condición de miembros del Grupo Temporal de Trabajo para la transformación del sistema empresarial, se refirieron a los retos de hoy y al alcance de la Ley de Empresas, que deberá aprobar la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Odriozola precisó que en el país existen unas 2 417 empresas, con más de un millón 400 mil trabajadores, y expresión de que ellas constituyen el principal actor económico asumen el 92% de las ventas netas y el 87% del Producto Interno Bruto (indicador con unidades presupuestadas de Salud Pública y Educación), aunque del total general solo el 16% exporta.

Subrayó que, al cierre de abril, 278 de ellas reportaban pérdidas en su gestión, algunas por problemas de diseño dado que por sus servicios a la población no pueden subir precios; otras por bajo nivel de actividad, y esas y otras causas motivan a un grupo de transformaciones no solo a lo interno sino del entorno en que se mueven todas.

Ello no es tan sencillo resolver pues también se requiere la asignación de recursos que el país no tiene en suficiente cantidad, y por otra parte camino a la ansiada autonomía se necesita revisar las normas -hasta ahora más de 320 detectadas de solo 16 organismos del Estado- que inciden sobre el sistema empresarial, y podrían entrar en contradicciones.

Respecto a la futura Ley de Empresa, la viceministra destacó que no puede ser única dada la diversidad de actores económicos en el entramado cubano, desde cooperativas hasta Mipymes y cuyas diferencias en su funcionamiento son grandes

Insistió en que la transformación del sistema empresarial no será posible sin el cambio del entorno y, con éste, el de la gestión interna, es decir, revisar la estructura, que hoy incluye, por ejemplo, la Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde).

Pero el cambio mayor sería concentrar en una única institución las normativas de dueño, pues ese papel ahora lo asumen los ministerios y entidades ramales, y sin dudas la separación de las funciones estatales de las empresariales permitirá reducir el aparato de administración pública, tal cual consideran académicos y expertos pero que aún no está definido, aclaró Odriozola.

Previamente a su exposición, el Doctor Humberto Blanco señaló que estremecer al principal actor económico implica pasar de metas a corto plazo a estrategias para el crecimiento y competitividad, de administrar por funciones a gestionar procesos y encadenamientos, y de “tener algo bueno para exportar” a internacionalizarse.

La Doctora Ileana Díaz explicó que hasta ahora “nos hemos preocupado más por la macroeconomía –déficit fiscal, inflación y otros indicadores– que por la microeconomía, la cual ayudaría a que la empresa estatal sea eficiente y eficaz, y consideró la importancia de crecer en el número de entidades en aras de mayor competitividad.

A raíz de los análisis realizados se propuso clasificar las empresas en tres grupos esenciales con vistas a su gradual transformación: uno con aquellas en condiciones de exportar y competir; un segundo para las que devienen monopolio por su servicio a la población y un tercero con las que asumen la producción y comercialización de la canasta familiar.

Tal clasificación va acompañada de principios como crear mercados que asignen los insumos, las divisas y otros recursos, que los precios cumplan su función de mediación y emitan señales, que la propia empresa gestione salarios y disponibilidad de fuerza de trabajo, se eliminen las llamadas restricciones financieras blandas y pueda existir la quiebra de esa entidad.

Tras la exposición de los expertos, en un segundo panel titulado Hablan los empresarios, los Master en ciencia Eduardo Ojito, del Centro de Ingeniería Molecular; Ivis Gutiérrez, del Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones, y Noelis Izquierdo, de Aplicaciones Informáticas (DESOFT), se refirieron a experiencias de transformación de sus entidades.

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