Durante la más reciente sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular fueron aprobados los objetivos y metas del Plan de la Economía para 2023, entre de los cuales se encuentra avanzar en la estabilización macroeconómica del país, con un entorno monetario, financiero y fiscal que propicie las condiciones para la mejora progresiva del poder de compra de los salarios y pensiones y, por ende, el fortalecimiento del peso cubano.

En reunión reciente con el Comité de Coordinación Macroeconómica del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y titular de ese organismo, repasó, respecto a este objetivo, que se trata de consolidar la reestructuración del mecanismo de asignación de divisas en la economía, mediante la transformación de los instrumentos de control de cambio y el desarrollo del mercado cambiario.

Esto –destacó– permitiría avanzar progresivamente hacia la recuperación de la convertibilidad de la moneda nacional, un mejor funcionamiento de las relaciones mercantiles y la reducción de las operaciones en moneda extranjera a lo interno de la economía.

Por lo tanto, resaltó, el trabajo está enfocado en las medidas para ir recuperando la capacidad de convertibilidad de la moneda nacional, a fin de que esta desempeñe su papel y, en correspondencia con ello, los salarios y las pensiones también.

Un estudio realizado por el Consejo de Coordinación Macroeconómica, expuesto en el encuentro, plantea la recuperación de la capacidad de compra de la moneda nacional como una de las prioridades a corto plazo del Programa de Estabilización Macroeconómica.

Se contextualizó que en el año 2019 comenzó un proceso de dolarización parcial que se proponía una mayor captación de divisas, convertibilidad de los participantes del esquema dolarizado, dinamización de las producciones nacionales y desincentivar las importaciones privadas.

Sin embargo, se señaló, no se lograron los efectos previstos. Por el contrario, la dolarización parcial ha traído consigo la reducción de la captación de divisas por operaciones cambiarias, pues si bien las ventas minoristas en divisas han incrementado la entrada de monedas extranjeras para comprar en las tiendas en mlc, ha disminuido la captación que se hacía a través del sistema financiero por operaciones cambiarias, hecho que se ha debido, principalmente, por el aumento de la brecha entre el tipo de cambio informal y el oficial.

También se mencionaron otros efectos negativos, como el incremento del tipo de cambio del mercado informal; la amplificación de la inflación; y la pérdida de funciones de la moneda nacional, y del poder adquisitivo de los salarios y ahorros de la población.

Asimismo, ha provocado la ampliación de los mercados informales; limitaciones de los encadenamientos productivos, reducción de la efectividad de la política monetaria, repercusión en la soberanía y efectividad de las políticas económicas, y efectos políticos.

–¿Qué se puede hacer en lo inmediato para lograr la recuperación gradual de la capacidad de compra de la moneda nacional?

–Al respecto, el Consejo de Coordinación expuso varias propuestas (aún en debate y pendientes de aprobación), dentro de las cuales se comprenden medidas a corto plazo del Programa de Estabilización Macroeconómica para la recuperación del equilibrio monetario, así como el saneamiento de los mecanismos de control de cambio.

Igualmente, se planteó la actualización de la tasa de cambio oficial de los sectores hogar y no estatal; la aceptación de pagos en pesos cubanos en los circuitos de ventas minoristas dolarizados, a través del mercado cambiario; y la eliminación de la dolarización de las transacciones empresariales.

Al ofrecer sus valoraciones sobre las propuestas, Gil Fernández reiteró que, aunque no se ha llegado a ello, en el diseño de nuestro modelo la meta irrenunciable es una economía que opere totalmente en moneda nacional.

Como un segundo elemento resaltó que, además de llegar a un escenario en el que se opere totalmente en pesos cubanos, también hay lograr que esa economía opere con autonomía de los actores económicos, lo cual lleva implícito otro objetivo: el de la convertibilidad de la moneda nacional.

O sea –explicó el titular del MEP– que el peso cubano tenga capacidad de compra y de aprovisionamiento para los actores económicos, para que estos puedan adquirir bienes y servicios en moneda nacional, y que a la vez puedan comprar dentro de determinados límites.

Hasta que no alcancemos ese punto no vamos a poder lograr un desempeño armónico y coherente de los actores económicos, tanto en el sector no estatal como en el estatal, afirmó Gil Fernández.

El Vice primer ministro y Ministro de Economía señaló, como otro aspecto importante en este objetivo, el hecho de que cada vez que se desmonte una medida hay que tener una alternativa diseñada y evaluada, con los riesgos y los impactos bien claros.

A recuperar el papel de la moneda nacional, pero también transformar los mecanismos de asignación de divisas de la economía, así como recuperar la capacidad de las cuentas de liquidez, exhortó, igualmente, el titular del MEP.

Especial énfasis hizo sobre el papel que en el proceso debe desempeñar el mercado cambiario. Al respecto, llamó a identificar cuáles son aquellas actividades estatales que se van a desligar de la asignación centralizada de divisas por la vía de la liquidez central, y van a comprarla al mercado cambiario.

Una vez más, recalcó la necesidad de incrementar la oferta en pesos cubanos, para bajar la demanda de divisas; así como monitorear y evaluar el tipo de cambio a 120, y no acomodarnos a ese  como fue con el de 24, pues hay que ir haciendo las correcciones que corresponden a medida que vayan entrando las divisas al país.

EN CONTEXTO

  • El Plan de la Economía para el año 2023 concibe la implementación de un Programa de Estabilización Macroeconómica, con objetivos y metas concretas que abarcará la segunda etapa del Plan nacional de desarrollo económico social al 2030, y supone una transformación esencial en la gestión macroeconómica y en la coordinación entre el Plan de la Economía, el Presupuesto del Estado y la programación monetaria.
  • El Programa de Estabilización Macroeconómica requiere de la articulación y conciliación de objetivos de mediano plazo, con urgencias de corto plazo, para manejar adecuadamente las aristas, particularmente aquellas con impactos distributivos y sociales.
  • El campo de actuación de un programa de estabilización abarca acciones relacionadas con las políticas monetarias, fiscales y cambiarias, así como medidas compensatorias para minimizar sus impactos sobre los más vulnerables.
  • Un programa de este tipo no impulsa por sí solo el crecimiento económico, pero sienta las bases para que el resto de las políticas de carácter sectorial, como la transformación productiva o el desarrollo local, sean efectivas y cumplan sus objetivos.

Tomado  de Granma

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