La transformación y desarrollo de la empresa estatal sigue siendo una de las prioridades de la economía de Cuba con vistas al 2023, y en ese empeño, profesionales del sector, investigadores, académicos y empresarios, se han mantenido estudiando e intercambiando experiencias, métodos, conceptos, problemáticas y soluciones a todo lo largo del año que culmina.

Como parte de las acciones programadas desde la ANEC para la celebración de una jornada por el Día del Economista, Contador y Auditor cubanos, y coordinado por la vicepresidenta de dicha organización, Marlene Arrúe Paisán, la Sociedad Cubana de Gestión Empresarial impartió el taller “La empresa estatal: ideas para la transformación”, en el que, además de la exposición de tres investigaciones recientes sobre el tema, un grupo de empresarios y decisores invitados tuvieron una participación activa y mostraron sus vivencias, con el objetivo de enriquecer el aporte que puede hacer cada cual, desde sus posiciones, a favor de la necesaria transformación de la empresa estatal.

La actividad, estuvo presidida también por Oscar Luis Hung Pentón y Francisco Borras Atiénzar, contó con la presentación de investigaciones de los doctores en ciencias Ileana Díaz, presidenta de la Sociedad cubana de emprendimiento de la ANEC y Humberto Blanco, profesores titulares de la Universidad de La Habana y del centro de estudios de la economía cubana (CEEC) y el profesor Oscar Fernández Estrada, de la Red de Emprendimiento de la UH y empresario.

En términos generales, los profesores expusieron investigaciones que incluyeron un recuento y una caracterización actual de la empresa estatal (EE), las necesarias transformaciones que son necesarias para su desarrollo y los riesgos de no poner en práctica acciones imprescindibles y un análisis de los dilemas y los mitos de las mypimes, un año después de su creación.

El profesor Humberto Blanco, anotó en su presentación que la empresa estatal que estaba caracterizada por el gigantismo, estructuras distorsionadas, monopolios; atraso tecnológico y de gestión, poca innovación, baja productividad; la cultura de la espera, la falta de autonomía y un sistema único de gestión y aclaró que, actualmente, se encuentran en implementación 43 medidas positivas, puntuales y de impacto, pero, aún existen 820 empresas entre pérdidas y bajas utilidades.

Posteriormente, desmenuzó la estructura actual del sistema empresarial por forma organizativa y por actividades y expuso algunos datos sobre el comportamiento de las utilidades, su distribución y reservas voluntarias.

También brindó algunos datos sobre los problemas de las EE en economías centralmente planificadas (ECP) entre los que mencionó:  dónde se toman las decisiones empresariales vs. proceso de creación de valor; las restricciones presupuestarias blandas; varios principales con sus encargos funcionales y horizonte del plan y sus vacíos.

Planteó, además, un estremecimiento de la empresa estatal, desde afuera, pero también desde dentro. La necesaria transformación digital, que tiene su origen fundamentalmente en el mundo de los negocios, y que supone cambios paradigmáticos de la gestión de las empresas y, lo tercero, el nuevo mundo del trabajo, donde no poca gente ha descubierto que puede seguir haciendo su trabajo de mejor manera más eficiente, más rápido, desde su casa, con compromisos laborales y profesionales según lo que hace y según lo que son. “Cambios en el mundo del trabajo que traen cambios también en la manera de dirigir nuestras empresas, si entendemos que esta es la tendencia y en definitiva para ahí es para donde van”, dijo.

Resaltó que las prioridades y preocupaciones del mundo empresarial global, de alguna manera, son buenas razones para que nuestro mundo empresarial pueda encontrar respuestas.

El Profesor destacó la importancia de buscar métodos para fomentar a los actores económicos y a sus nexos, tomando como base la producción e insistió en que es necesario llevar urgente la conceptualización a la práctica y continuar su actualización siempre.

La profesora Ileana Díaz, mostró un trabajo investigativo realizado por un equipo de profesores a la luz de un programa de regulación económica del macro programa de gobierno, institucionalidad y macroeconomía del Ministerio de Economía y Planificación.

Aseguró que para lograr la transformación de la empresa estatal es necesario un proceso integral por etapas, tomando en cuenta la clasificación de las empresas y con una hoja de ruta bien definida, pues, acotó que, aunque en los últimos tiempos se han tomado una serie de medidas, y se han puesto en vigor algunas normativas legales, la empresa estatal no ha logrado un despegue, ni de algún modo satisfacer las necesidades que tiene el país en bienes y servicios, exportaciones, y otros asuntos.

“Esto hace que de alguna manera pareciera que hay que hacer algo más allá que verlo desde dentro de la empresa. Es decir, pareciera que hay que verlo desde fuera también de la empresa. Cómo crear un entorno para la empresa estatal que realmente le propicie la autonomía que hasta ahora se dice, pero no necesariamente existe”, dijo.

Recalcó que uno de los elementos más importantes en esta transformación es la acertada clasificación de las empresas en monopolios, mercantiles y subsidiadas, un trabajo que debe ser llevado a cabo por expertos de manera minuciosa, según su criterio.

“Las empresas no son iguales, hemos establecido todo un marco regulatorio y una serie de normas y procedimientos iguales para todas las empresas, sin embargo, las empresas son diferentes, las empresas, como los humanos, son singulares y, por tanto, tienen características, particularidades, historias, cultura, muy particulares e idiosincráticas”, expresó la académica.

En el proceso por etapas que propone el estudio ser identifican varios aspectos clave como son: una regulación económica diferenciada por tipo de empresas; estudio de la competencia y la posibilidad del cierre de empresas en quiebra; acentuó la necesaria autonomía real para la gestión empresarial y la aplicación de restricciones financieras “duras”.

“La Constitución de la República lo dice: las empresas estatales poseen autonomía y es la es la ley de leyes. Sin embargo, no es verdad. Es decir, nuestras empresas estatales no es que carezcan de autonomía, pero no tienen toda la autonomía. Porque en muchas ocasiones usted le da la autonomía para algo, pero después son tantos los requisitos, los procedimientos, las exigencias, que de hecho deja de tener autonomía” dijo y repitió que es importante porque el director de una empresa tiene que ser eso, un director de empresa, lo que implica que gestiona su empresa en todos los sentidos.

Sobre el necesario cierre de algunas empresas con pérdidas, comentó: “Nuestras empresas nunca mueren, siempre son salvadas, permanentemente salvadas, permanentemente subsidiadas en algún momento, se les da un apoyo de un tipo de otro, etcétera, se fusionan con otras empresas, es decir, son salvadas. Y, en realidad, eso va contra la eficiencia, contra la rentabilidad contra el presupuesto y en última instancia va contra la satisfacción de las necesidades de la sociedad”.

Acerca de las etapas explicó que debe tener algunas y en este trabajo se proponen tres, con un conjunto de medidas, entre las que mencionó identificar las normativas relacionadas con las empresas estatales porque hay que cambiarlas; insumos por vía de privados y cooperativas y de inversión extranjera, generar un mercado cambiario específico para empresas mercantiles, privados, etc.; la aplicación de precios duales y centralizados; poner en vigor una Ley de quiebra, una Ley de Empresas y de Sociedades Mercantiles y una Ley de Competencia, además la creación de una Oficina de Control de activos que atendería todas las empresas estatales mediante Juntas de Gobierno definidos por esa entidad, así como  identificar alternativas de protección social y ver cómo se pueden después implementar.

Puntualizó Díaz algunas ideas claves: es un proceso sin privatización, a diferencia de China y Vietnam; liberar recursos del Estado; que la Empresa Estatal juegue su papel en el bienestar de la población y frente al resto de los actores; se trata de un proceso estratégico requiere de voluntad política.

Y, por último, advirtió una serie de riesgos de no llevar a cabo este proceso de transformación, entre los que refirió: el agravamiento de la situación económica; el empobrecimiento económico y social, la desconfianza de los principios de la Revolución y el socialismo

Se trata, dijo, de un proceso estratégico, que requiere voluntad política y que conlleva un grupo de decisiones al más alto nivel.

El profesor Oscar Fernández, apoyó el tema de la necesaria autonomía a las empresas estatales y la propuesta de su clasificación, pues, “no hay forma de hacer la reforma de la empresa estatal que necesitamos, si no empezamos por una clasificación de estas empresas estatales, porque no hay manera que tú puedas aplicarle a todas las empresas estatales el mismo rasero, porque tu economía socialista no acepta que algunas empresas que no o pueden quebrar, quiebren”, dijo.

Consideró, igualmente, que las empresas mercantiles son empresas que tienen que nacer y afirmó que en Cuba no nacen empresas, “¿cuántas empresas estatales nacen? y ¿qué tiene que pasar para que nazca una empresa? claro, no mueren tampoco. En cualquier lugar del mundo los tejidos, los ecosistemas empresariales son organismos vivos. Hay algunos que nacen y otros que mueren y otros que crecen, otros que se funden. Eso tiene que ocurrir también en la empresa estatal. Entonces, eso tiene que modificarse. De lo contrario, vamos a seguir entrampados, ya ha pasado mucho tiempo que ha demostrado que es muy difícil de moverlo, y eso, si no lo solucionamos, si no avanzamos en esa clasificación, no hay cómo, verdaderamente, salvar el sector estatal”.

Sobre la mipymes, el tema que tocaba en su exposición explicó que es un nuevo actor que está subiendo en la economía, “con muchas limitaciones, pero, en definitiva, con mucha autonomía, empieza a integrarse al sistema económico y es muy importante cómo el sector empresarial estatal ve a estos actores y cómo se conecta con estos actores y, para ello, es importante ver cuáles son las características, las limitaciones, los dilemas”.

Llamó la atención sobre algunos datos históricos y recientes del trabajo privado en Cuba, como el enfoque de género, que es muy importante, donde las mujeres estaban subrepresentadas antes y ahora eso se acentúa y planteó la necesidad de políticas que incentiven el emprendimiento de las féminas.

En cuanto a la distribución por municipios observó que casi el 70 por ciento de los municipios tienen solo entre uno y veinte emprendimientos aprobados, hay un 19 por ciento que tiene entre 21 y 100 y solo un 11 por ciento de los municipios tiene más de 100 emprendimientos. “Son datos muy jóvenes todavía, no ha pasado tiempo, lo único que nos permite es acumular preguntas, no hay respuestas para esto, pero sí vale la pena ver todos estos municipios, a estudiar qué municipios son, por qué tienen este emprendimiento y cuál es la actividad económica, cruzar un poco información para identificar tendencias y cosas que se puedan hacer diferentes”, manifestó.

Sobre las actividades económicas de las mipymes y las cooperativas no agropecuarias, apuntó que el 60 por ciento de las mipymes creadas declararon que se iban a dedicar a servicios de construcción, industria manufacturera y producción industrial de alimentos y bebidas, “sigue habiendo un gran por ciento de gastronomía, de alojamiento, eso es real, pero miren transporte, está muy pequeño y comercio está por debajo de un 3 por ciento, un dato que contrasta con las empresas estatales, de las cuales el 21 por ciento se dedican al comercio.

Otro tema sobre el que llamó la atención fue la edad de los socios, “es muy significativo que la edad de entre 36 y 59 años es bastante mayor la cantidad de socios en comparación, con la cantidad de población. Entonces, esto pudiera ser interpretado como que para ser socio de una mipyme en Cuba tienes que estar activo, tienes que tener cierta experiencia, o sea, tú eres socio de una porque tú te ocupas de impulsar la PYME, no es que tú eres un dueño enajenado y distante, que pusiste el dinero, estás en la lista de socios y estás desentendido y entonces hay otro ahí que te administra, eso no es normal, lo que pasa lo que pasa es que tú tienes tu idea, piensas que puede aportar algo y entonces tú emprendes y  para eso los más jóvenes pasan un poco más de trabajo a veces, tienen menos medios, menos recursos, menos conexiones, menos experiencia y parece que eso puede ser una influencia en este dato, pero lo más importante, a mi juicio, es que toda esta gente están apostando por desarrollar proyectos de vida individuales, familiares y colectivos, en este país. Lo cual, en este momento, es principal, es primordial. Y debería ser el foco delirante de todas las políticas económicas”, afirmó.

Explicó el dilema de por qué convertirse de TCP a pyme y detalló algunos aspectos con respecto a esto, en primer lugar, porque es obligatorio, si se emplea más de tres personas, tienes que pasar a PYME. Segundo, es la única forma de desarrollarse, hay un componente simbólico interno muy importante, no es lo mismo ser un TCP que ser una empresa. Luego hay una percepción de respeto de otras empresas, instituciones, hay mejores opciones de asociación con empresas estatales y con capital extranjero y que hay una mayor seguridad jurídica.

Enumeró también algunas desventajas al pasar a mipyme como fueron: obligaciones tributarias muy tensas y mayores incidencias de contabilidad.

Explicó también los problemas de financiación que tienen estos nuevos actores como son: escasa diversidad de productos financieros, burocracia bancaria, inexistencia de financiación efectiva en USD imprescindible para importar maquinaria, poco uso de esquemas de prefinanciamiento de producciones, dependencia de financiamientos familiares profundiza brechas de equidad, disponibilidad de financiamientos informales con términos duros y la ausencia de programas de apoyo, con créditos y premios no reembolsables.

Así mismo, refirió y desmintió una serie de mitos que se han ido creando con respecto a estos actores económicos como son que no hay demasiadas pymes; el crecimiento en la cantidad de mipymes no hace que el Sector Estatal deje de ser el principal; las empresas privadas no necesariamente operan en condiciones ventajosas; no se requieren mecanismos de control específicos para el sector privado; no hay que acortar los objetos sociales de las pymes; los dueños de las mipymes no se están haciendo ricos, y las pymes no se están dedicando solo a comprar productos importados y revenderlos; el sector privado no es culpable de la inflación y por último, el sector privado no viola por su naturaleza los derechos laborales.

En un momento posterior, algunos directivos de empresas estatales invitados al taller expusieron igualmente sus dilemas, problemáticas y desventajas que tienen con respecto a los nuevos actores económicos, resaltando la competencia por el mercado laboral, las regulaciones estrictas y los mecanismos de control a la EE, que no tienen los privados, el sistema de pago salarial, entre otros.

Apoyaron la propuesta entonces, de una imprescindible mayor autonomía en la gestión empresarial estatal, transformaciones en la asignación de recursos, mayor flexibilidad en regulaciones con respecto al comercio exterior, y trataron en debate intenso, los temas de financiamientos, mercado cambiario, inflación, planificación, entre otros.

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